Decís perdón y un vaso termina en el fondo de sed. Ya fue, me voy y puertas se cierran dejando caer la sonrisa que esquiva a Carlitos que dice que hoy gana el ciclón.
Le pateo cenisas al piso y me rindo frente a mi portón.
Avanzo por la calle angosta y me llama Graciela al pasar, le digo "Me abrigo, vos no te preocupes, si llueve no me va a importar."
Voy pensando que no hace ni un año y las cosas ya no son igual. Las disculpas no cuesta aceptarlas, me cuesta saber perdonar.
Mirando estoy, a veces me toca el silencio total. Colgada de la hoja más alta del árbol que sé imaginar porque
hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar y me acuesto en la cama que un día la ropa te supe robar.
Y vuelvo a despertar,
cansada de estar tan cansada de ser. Me digo "no hay mitad que sea tan mala como la que tenés"
Y olvido que traigo conmigo canciones y amigos, tu alma es ahora mi estrella. El dolor ya no hace mal.
Si percibo en la luna esa luz eterna que reza tu nombre y convida el sabor. Quiero amanecer que mañana no estoy si no tuve tu ayer.
El bordo.